Parte
del proceso de organizar un trabajo colectivo es darse cuenta de los
fallos y errores que se van cometiendo en el camino para poder
solucionarlos, creando y adaptando las formas a los requerimientos de
las personas que forman parte de AGRODILAR. Y esta entrada en un
ejemplo de ese proceso.
Hasta
ahora, las huertas abiertas se definían como
“terrenos gestionados por grupos
de trabajo abiertos a la participación de cualquier socio. Cada
socio puede trabajar y participar en uno o más huertos abiertos,
apuntándose en una lista constituida para tal fin. Esta modalidad
está pensada para aquellas personas que no poseen terrenos para
trabajar o que no cuenta con el tiempo suficiente para gestionar una
huerta. Los huertos abiertos están gestionados por un grupo de
responsables (al menos dos personas) encargados de: organizar las
tareas a realizar en el terreno, el cuadrante y el seguimiento
continuo del cultivo; coordinarse con los demás huertos que producen
para la socio para la planificación general (selección de
variedades, siembra, cantidades etc. que elaborará una comisión
específica, con el objeto de articular lo que se produzca en cada
huerto para la Asociación); la planificación interna del huerto
abierto (Siembra, labores etc.); informar de la marcha del huerto a
los socios; coordinar a los socios y las demandas internas del
huerto. Las horas de trabajo realizadas en el huerto por un socio se
recompensarán con productos del mismo huerto. La cantidad de
productos dependerá en la cosecha final. La Asociación recibirá un
porcentaje de la cosecha final para la cesta comunal y/o el puesto
(de los que hablamos más adelante)”.
Dado
que resulta un poco ambigua la definición (de ahí las posibles
confusiones que puede haber en torno a lo que puede significar la
huerta abierta), en la asamblea del 9 de diciembre se aprobó el
siguiente sistema de modalidades de huerta:
- Dos tipos de huertas en función de si el grupo acepta o no más gente: abiertas o cerradas.
- Dos tipos de huertas en función de la forma de participación: particulares o comunales.
Y
cada huerta debe definirse en torno a estas dos características. El
proceso sería el siguiente:
- Un grupo de personas se juntan para abrir una huerta particular. La asociación colabora en conseguir el terreno si no se dispone ya del mismo.
- Una conseguido el terreno, las personas interesadas en participar se juntan y deciden sobre cómo quiere organizarse (grupo gestor o asamblea de huerta) y si necesitan más gente (carácter abierto o cerrado de la misma).
Los
grupos de trabajo que sean cerrados funcionarían como lo que antes
denominábamos huertas particulares. Sin embargo, ya no hablamos
tanto de productos como de forma organizativa.
Las
huertas comunales serían de mayor extensión y menor variedad que
las huertas particulares (como la de cereales y leguminosas). Las
personas participantes de esta modalidad de huerta también han de
decidir si quieren que haya un grupo gestor o una asamblea para
llevar la huerta y tomar las decisiones sobre la misma.
Qué
cultivar en cada huerta para la asociación se decidiría en la
asamblea de AGRODILAR, mientras que cómo organizarse y solucionar
los conflictos particulares de cada huerta se decide en cada
grupo/asamblea localizada.
El
reparto de las cosechas entre los productores se realiza en cada
huerta, no desde la asociación.
En
la asamblea de AGRODILAR sólo se tratarán aspectos que conciernan
al conjunto, o que sean informaciones puntuales (fechas de
tareas...). En ningún momento se ha de tener una asamblea de huerta
dentro de la asamblea general (lo que supone que cada huerta ha de
reunirse por su cuenta).
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